by Sandra Cespedes
Su deseo de ayudar nació tres meses antes de partir a los Estados Unidos en una tarde en la ciudad de Santiago, Republica Dominicana, cuando Yammel Mendoza, 22, directora, vio a un niño – la clase de niño pobre que “pide alimento y dinero para calmar el hambre y sobrevivir.”
Al llegar a Nueva York en el 2008, ese simple e inocente